La indignidad acecha, y está preparada para saltar sobre tu chepa en cuanto te despistes.
La indignidad está agazapada y puede aparecer en forma de toalla rota por el culo al agacharse a quitar los pelos de la ducha.
La indignidad, además, es tan cruel como para que haya alguien con quien mantienes algo de intimidad en el momento visual y sonoro de rajarse dicha toalla.
La ingidnidad, esa cabrona sobre la que se relexiona poco.
Quede constancia de que yo sí lo he hecho: